sábado, marzo 6

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En primera me felicito por seguir estudiando, tengo una idea exacta de que es lo que voy ha hacer con mi aprendizaje, claro que como lo voy a llevara cabo no tanto ,creo que depende de mi aprendizaje y de como pueda canalizar el mismo para ayudar a los pacientes, ya que primero estoy yo en la cadena de aprendizaje luego los mas cercanos y los que les siguen.
Después de cuatro días de aprendizaje me siento, como si estuviera en un cuarto en tinieblas, con un foquito que apenas alumbra y conociera a el cuerpo humano intentando adivinar que parte es, ya sea por el tacto, por la sensación, o el percibir desde toda mi piel, intento no exigirme y esperar a que llegue a mi,en cualquier momento y despues de seguir prácticando todo lo aprendido .Aunque si me preocupa ya que estos cuatro días siento que son base para sentir al otro y a mi para poder seguir adelante. Me voy a dar un tiempo sin perder lo aprendido y a practicar con quien se me ponga enfrente.-
Así que este blog sera para mis opiniones y en apoyo a lo que se me dificulte entender.

Para empezar dejo la fábula del elefante y los ciegos

Fábula de los seis ciegos y el elefante

Seis hindúes sabios, inclinados al estudio, quisieron saber qué era un elefante. Como eran ciegos, decidieron hacerlo mediante el tacto. El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared». El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza». El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente». El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol». El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico». El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «El elefante es muy parecido a una soga». Y así, los sabios discutían largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión y, aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados.

"Parábola de los Seis Sabios Ciegos y el Elefante".
Atribuida a Rumi, sufí persa del s. XIII

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