El ombligo: ese gran desconocido
November 19, 2004
Tengo días preguntándome para qué sirve el ombligo. Vi uno de esos programas de cirugía plástica que están de moda, cuando en medio de una lipectomía (cirugía del abdomen), el cirujano hizo un corte de la panza a nivel de la pelvis, recortó cuidadosamente el borde del ombligo, haló hacia abajo la piel (cortando los sobrantes) e hizo un huequito en la piel para poner el ombligo nuevamente en su lugar. Tanto trabajo para dejar el ombligo en medio de la barriga significa que alguna función debe tener -me dije.
Después recordé que un amigo fue operado de una hernia umbilical, porlo cual le eliminaron el ombligo natural y le pusieron uno falso, o sea, una prótesis de ombligo.
Como se puede suponer (sabiendo que soy tan curiosa) tuve que investigar. Para mi decepción el ombligo no sirve para nada. Es una simple cicatriz que sirve, si acaso, como punto de referencia o como acceso para uno de los aparatos en una laparoscopia. En el más extremo de los casos, sirve para diferenciar a humanos de extraterrestres (dicen que los aliens no lo tienen). La única aplicación médica útil (las parturientas pueden donar el cordón umbilical del bebé para tratar con su sangre a niños con leucemia) está relacionada con el cordón umbilical, pero no con el ombligo en sí. El ombligo, señores, no sirve para nada.
Aun así, hay teorías más “espirituales” que le confieren propiedades importantes al hoyo en medio de la barriga. Resultado de mis inútiles investigaciones y como aporte a la cantidad de trivialidades que todos debemos conocer para tener conversación, les copio algunos datos sobre el huequito de la panza.
Vamos a mirar en detalle, pues, a nuestro amigo el ombligo, ese gran desconocido:
“El ombligo es esa parte rudimentaria del cuerpo que mantenía varias conexiones vitales entre el feto y la placenta de la madre durante el transcurso del embarazo. Cuando nacemos se cierran todas estas conexiones, y la función del ombligo se termina”.
“El centro del ombligo es nuestro principio. Es el primer punto a través del cual un ser humano recibe alimento y energía para vivir como feto en el vientre de su madre. Una vez que termina la conexión física con la madre, el centro del ombligo continúa su función en un plano más sutil: es el área que recolecta la energía del cosmos. Al caminar y alternar el movimiento de piernas y brazos, ejerces una función del cuerpo y de los vellos del cuerpo que acumula energía en el punto del ombligo”.
“Desde el punto de vista fisiológico, el ombligo es una cicatriz inútil para el adulto”.
“Por del cordón umbilical discurren tres vasos: dos arterias y una vena. Al contrario de lo que sucede con los adultos, la vena del bebé transporta la sangre oxigenada y rica en nutrientes, mientras que por sus arterias, que son ramas de las arterias alíacas fetales, fluye la sangre venosa.
Los obstetras, después del alumbramiento, pinzan el cordón umbilical en dos puntos y lo cortan por el medio para que ninguno de los extremos sangre. No obstante, los vasos sufren de forma natural una retracción y una trombosis, que hacen que se cierren espontáneamente y se corte la hemorragia.
Siempre dejan un colgajo de cordón de unos cinco centímetros que se oclusiona con una pinza. En la primera semana de vida, este fragmento se momifica; después se seca y se cae. La herida cicatriza, los tejidos circundantes se retraen y se crea el famoso ombligo”.
La creencia de que mostrar el ombligo es inmoral se remonta a costumbres antiguas, fundamentadas en que su exhibición “podía inducir a los niños a preguntar para qué servía y obligar a los padres a explicaciones enojosas, comenta el etólogo Desmond Morris en su libro “Comportamiento intimo”. Y matiza lo siguiente: “ En un contexto adulto, esto no tiene sentido, y salta a la vista que la verdadera razón fue que el ombligo recuerda vivamente a un orificio secreto”. ”
“El mismo cordón umbilical es venerado por algunas culturas. Por ejemplo, en Pekayon, un pueblo javanés cercano a Yacarta, las madres guardan el cordón umbilical del bebe en una bolsita que cuelga de su cuna. De este modo, dice la tradición, se ahuyentan los malos espíritus y las enfermedades”.
“Un rito parecido siguen las mamas ovimbundu de Angola. Después de nacer el niño, las madres que han asistido el parto envuelven el cordón en restos de tela, lo colocan sobre un trozo de madera marrón y lo cortan con un cuchillo”.
“En Somalia, la comadrona lo cierra a ambos lados con un pelo de cola de camello y éste se regala al neonato. Y los maoríes de Nueva Zelanda ponían un tubo fetal en conchas que abandonaban en la corriente de un río, para que su dueño tuviera una larga y feliz vida”.
“Europa también ha seguido rituales parecidos. Hasta finales del siglo XIX entre los habitantes de la Región Renania-Palatinado, en Alemania, era costumbre envolver en lencería los restos de cordón umbilical. Pasados unos años, se cortaban en pedazos, si pertenecían a un varón, y literalmente se trituraban, si provenían de una niña. Así, el joven se convertía en un gran hombre de negocios y la mujer en una buena costurera”. (mi mamá todavía conserva mi cordón momificado como recuerdo. De haberlo triturado yo sabría coser)
“Para los antiguos griegos, omphalos, palabra que significa ombligo, constituía el símbolo del centro del mundo. “ Situado entre la cabeza y los genitales, el ombligo era considerado el centro de nuestro microcosmos corporal y, como tal, tenia que valer para el macrocosmos, según el antropólogo José Dueso.”
“El ombligo del mundo más célebre es el del templo de Apolo, en Delfos, que puede contemplarse en el museo de esta ciudad. Se trata de una pieza tallada en forma de colmena y con vestigios de una malla que la recubría que, según los expertos, estuvo dedicado en principio a la diosa de la Tierra, Gaia, y posteriormente, a Apolo. Representa, según Dueso, el centro ideal del mundo, el nexo entre el averno subterráneo, la tierra y el cielo supraterráqueo. También ejercía como oráculo.”
“Según la leyenda turca, después de que Alá diese vida al primer ser humano, el diablo se puso tan furioso que escupió sobre la barriga del cuerpo recién creado. Para remediar la agresión diabólica, Alá cortó la piel contaminada, dejando en su lugar un pequeño agujero. Desde entonces el ombligo es fuente de inspiración de mitos, fantasías, tabúes y veneraciones”.
“Para los hinduistas, del ombligo del dios Visnú surgió un loto del que nació Brahma, creador del universo”.
“Incluso el cielo posee su propio ombligo. Para los primitivos pueblos nórdicos, la estrella polar representaba el centro del firmamento, alrededor del cual giraban las restantes estrellas”.
“En las culturas precolombinas, la pequeña depresión en la barriga era símbolo de fertilidad”.
“Los unmatjera, una tribu aborigen australiana, pensaban que los llamados muris o “gérmenes de los niños” se escondían tras las rocas o los árboles esperando entrar en las mujeres por el ombligo para embarazarlas, sin relacionar realmente el orificio de dar a luz con el de la concepción”.
Después recordé que un amigo fue operado de una hernia umbilical, porlo cual le eliminaron el ombligo natural y le pusieron uno falso, o sea, una prótesis de ombligo.
Como se puede suponer (sabiendo que soy tan curiosa) tuve que investigar. Para mi decepción el ombligo no sirve para nada. Es una simple cicatriz que sirve, si acaso, como punto de referencia o como acceso para uno de los aparatos en una laparoscopia. En el más extremo de los casos, sirve para diferenciar a humanos de extraterrestres (dicen que los aliens no lo tienen). La única aplicación médica útil (las parturientas pueden donar el cordón umbilical del bebé para tratar con su sangre a niños con leucemia) está relacionada con el cordón umbilical, pero no con el ombligo en sí. El ombligo, señores, no sirve para nada.
Aun así, hay teorías más “espirituales” que le confieren propiedades importantes al hoyo en medio de la barriga. Resultado de mis inútiles investigaciones y como aporte a la cantidad de trivialidades que todos debemos conocer para tener conversación, les copio algunos datos sobre el huequito de la panza.
Vamos a mirar en detalle, pues, a nuestro amigo el ombligo, ese gran desconocido:
“El ombligo es esa parte rudimentaria del cuerpo que mantenía varias conexiones vitales entre el feto y la placenta de la madre durante el transcurso del embarazo. Cuando nacemos se cierran todas estas conexiones, y la función del ombligo se termina”.
“El centro del ombligo es nuestro principio. Es el primer punto a través del cual un ser humano recibe alimento y energía para vivir como feto en el vientre de su madre. Una vez que termina la conexión física con la madre, el centro del ombligo continúa su función en un plano más sutil: es el área que recolecta la energía del cosmos. Al caminar y alternar el movimiento de piernas y brazos, ejerces una función del cuerpo y de los vellos del cuerpo que acumula energía en el punto del ombligo”.
“Desde el punto de vista fisiológico, el ombligo es una cicatriz inútil para el adulto”.
“Por del cordón umbilical discurren tres vasos: dos arterias y una vena. Al contrario de lo que sucede con los adultos, la vena del bebé transporta la sangre oxigenada y rica en nutrientes, mientras que por sus arterias, que son ramas de las arterias alíacas fetales, fluye la sangre venosa.
Los obstetras, después del alumbramiento, pinzan el cordón umbilical en dos puntos y lo cortan por el medio para que ninguno de los extremos sangre. No obstante, los vasos sufren de forma natural una retracción y una trombosis, que hacen que se cierren espontáneamente y se corte la hemorragia.
Siempre dejan un colgajo de cordón de unos cinco centímetros que se oclusiona con una pinza. En la primera semana de vida, este fragmento se momifica; después se seca y se cae. La herida cicatriza, los tejidos circundantes se retraen y se crea el famoso ombligo”.
La creencia de que mostrar el ombligo es inmoral se remonta a costumbres antiguas, fundamentadas en que su exhibición “podía inducir a los niños a preguntar para qué servía y obligar a los padres a explicaciones enojosas, comenta el etólogo Desmond Morris en su libro “Comportamiento intimo”. Y matiza lo siguiente: “ En un contexto adulto, esto no tiene sentido, y salta a la vista que la verdadera razón fue que el ombligo recuerda vivamente a un orificio secreto”. ”
“El mismo cordón umbilical es venerado por algunas culturas. Por ejemplo, en Pekayon, un pueblo javanés cercano a Yacarta, las madres guardan el cordón umbilical del bebe en una bolsita que cuelga de su cuna. De este modo, dice la tradición, se ahuyentan los malos espíritus y las enfermedades”.
“Un rito parecido siguen las mamas ovimbundu de Angola. Después de nacer el niño, las madres que han asistido el parto envuelven el cordón en restos de tela, lo colocan sobre un trozo de madera marrón y lo cortan con un cuchillo”.
“En Somalia, la comadrona lo cierra a ambos lados con un pelo de cola de camello y éste se regala al neonato. Y los maoríes de Nueva Zelanda ponían un tubo fetal en conchas que abandonaban en la corriente de un río, para que su dueño tuviera una larga y feliz vida”.
“Europa también ha seguido rituales parecidos. Hasta finales del siglo XIX entre los habitantes de la Región Renania-Palatinado, en Alemania, era costumbre envolver en lencería los restos de cordón umbilical. Pasados unos años, se cortaban en pedazos, si pertenecían a un varón, y literalmente se trituraban, si provenían de una niña. Así, el joven se convertía en un gran hombre de negocios y la mujer en una buena costurera”. (mi mamá todavía conserva mi cordón momificado como recuerdo. De haberlo triturado yo sabría coser)
“Para los antiguos griegos, omphalos, palabra que significa ombligo, constituía el símbolo del centro del mundo. “ Situado entre la cabeza y los genitales, el ombligo era considerado el centro de nuestro microcosmos corporal y, como tal, tenia que valer para el macrocosmos, según el antropólogo José Dueso.”
“El ombligo del mundo más célebre es el del templo de Apolo, en Delfos, que puede contemplarse en el museo de esta ciudad. Se trata de una pieza tallada en forma de colmena y con vestigios de una malla que la recubría que, según los expertos, estuvo dedicado en principio a la diosa de la Tierra, Gaia, y posteriormente, a Apolo. Representa, según Dueso, el centro ideal del mundo, el nexo entre el averno subterráneo, la tierra y el cielo supraterráqueo. También ejercía como oráculo.”
“Según la leyenda turca, después de que Alá diese vida al primer ser humano, el diablo se puso tan furioso que escupió sobre la barriga del cuerpo recién creado. Para remediar la agresión diabólica, Alá cortó la piel contaminada, dejando en su lugar un pequeño agujero. Desde entonces el ombligo es fuente de inspiración de mitos, fantasías, tabúes y veneraciones”.
“Para los hinduistas, del ombligo del dios Visnú surgió un loto del que nació Brahma, creador del universo”.
“Incluso el cielo posee su propio ombligo. Para los primitivos pueblos nórdicos, la estrella polar representaba el centro del firmamento, alrededor del cual giraban las restantes estrellas”.
“En las culturas precolombinas, la pequeña depresión en la barriga era símbolo de fertilidad”.
“Los unmatjera, una tribu aborigen australiana, pensaban que los llamados muris o “gérmenes de los niños” se escondían tras las rocas o los árboles esperando entrar en las mujeres por el ombligo para embarazarlas, sin relacionar realmente el orificio de dar a luz con el de la concepción”.
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